Es posible abstenerse de alimento durante semanas, de líquidos unos días, pero privados de aire en unos minutos falleceríamos. Sin oxígeno no hay vida, es pasmosa la poca atención que prestamos en la vida normal a la importancia de respirar correctamente. La calidad de nuestra vida depende en parte, de la calidad de nuestra respiración. Millones de células dependen de la sangre para su aprivisonamiento de oxígeno, su carencia en la sangre disminuye nuestra vitalidad. La calidad del aire que respiramos es bastante dudosa, de ahí nuestra falta de resistencia a las enfermedades, a la fatiga crónica, al esfuerzo físico, nos sentimos malhumorados, irritables, nerviosos.. El aporte de oxígeno es sólo un aspecto de la función respiratoria, las células no disponen de ningún otro medio de desembarazarse de los restos, que arrojarlos a través de la sangre. La purificación del oxígeno tiene lugar especialmente en los pulmones, mal ventilados pueden ser propicios para innumerables gérmenes, de ahí que sea imprescindible asegurar su correcta ventilación.
El yoga es una disciplina ejemplar para aprender a respirar, aportamos mayor cantidad de oxígeno a nuestro organismo, y también nos sirve para controlar el prana o energía vital de ahí su nombre, esta ciencia de control de la respiración se denomina Pranayama, prana significa energía, vida, y ayama significa controlar, expandir o alargar. El Prana es el motor evolutivo de los elmentos que impulsan la naturaleza, tierra, agua, aire, luz y espacio vacío. Podemos encontrarlo en todo aquello que nos proporciona fuerza y salud, en los alimentos que provienen de la tierra, en la luz solar, usada con moderación es beneficiosa para nuestro organismo, también se halla en los pensamientos positivos, conecta íntimamente con nuestra mente y espíritu, por eso la concentración en el ejercicio es fundamental. Podría decirse que el oxígeno alimenta nuestras células en el cuerpo físico, y el prana ayuda a regular los chakras, alimentando el cuerpo energético.
Antes de aprender a practicar, debemos eliminar ciertas barreras mentales, poco a poco eliminaremos los obstáculos, que denotan nuestra actitud física y mental. Nuestro estado de ánimo se refleja en la forma en que respiramos, se deduce que al controlar el aliento, somos capaces de controlar también la mente, con lo que nos preprara para la concentración y meditación. Para su práctica utilizaremos ropa cómoda, que no dificulte la respiración.
Respirar por la nariz, con la boca cerrada ayuda a trabajar los pulmones. Cuando se inhala por la nariz el aire se calienta y se filtra, se perciben los aromas, en del fondo de la nariz están los órganos olfatorios, a través de los cuales pasa el prana hasta alcanzar el sistema nervioso central y el cerebro. Se distinguen 3 etapas por cada respiración: inhalación, retención y exhalación. El yoga afirma que toda buena respiración comienza con una espiración lenta y completa, la razón es simple, no se puede llenar un recipiente que ya está lleno. La respiración idónea es la condición de una correcta exhalación. La respiración comienza con una espiración silenciosa, lenta y pausada, relajando los músculos respiratorios, se sueltan tensiones, el tórax se hunde por su propio peso, expulsando el aire, podemos utilizar los músculos abdominales mediante una contracción, que nos ayude a expulsar los restos de aire viciado y así vaciar completamente los pulmones, reduciendo y eliminando el aire residual. Mientras más a fondo se espire, mayor será la cantidad de aire fresco que podrá entrar, mejorando así nuestra capacidad pulmonar. Venimos a este mundo con una exhalación, a través del llanto, y nos marchamos de este mundo, con una expiración, de ahí la importancia que el yoga le concede a la exhalación.
La respiración completa o respiración yóguica se puede dividir en 3 fases: abdominal, torácica o costal, y clavicular.
– Respiración abdominal. Es la forma menos perjudicial, al observar un bebé mientras duerme apreciaremos su abdomen como se hincha cuando inhala y se hunde al exhalar. La base de los pulmones se llena de aire, el desenso rítmico del diafragma provoca un masaje suave y constante de todo el contenido abdominal, favoreciendo el buen funcionamiento de todos los órganos. La inspiración debe ser lenta, cómoda y silenciosa, practicar esta respiración tumbado de espaldas favorece la relajación de los músculos abdominales. Debemos tener especial concentración en la entrada y salida de aire, controlando los movimientos del diafragma.
– Respiración Torácica o costal. Esta respiración llena los pulmones en su región media, se efectúa separando las costillas para dilatar la caja torácica, nuestros pulmones se hinchan elevando el pecho, penetra menos aire que en la respiración abdominal y requiere mayor esfuerzo, a pesar de ello, entrará una cantidad apreciable de aire, es la respiración que utilizan los atletas. Para comprobar el movimiento correcto, mantener el abdomen ligeramente contraído, con la palma de la mano situada sobre las costillas, mientras respira puede sentir como se separan las costillas al inhalar y como se unen al exhalar.
– Respiración clavicular. Sólo penetra una pequeña proporción de aire en los pulmones, cuando respiramos en esta fase las clavículas se elevan, pero sin levantar los hombros, es la respiración más perjudicial. Actúa por separado, cuando llegamos tarde, sentimos una sensación de quemazón y estress, utilizamos esta respiración corta y superficial, al colocar la mano en la parte superior del pecho justo debajo de la garganta, podemos observar el ligero movimiento clavicular. Es la fase más perjudicial para nuestro organismo, ya que el esfuerzo de nuestros pulmones es mucho mayor y la cantidad de oxígeno es inferior. Su práctica habitual es síntoma de personas con ansiedad y generalmente nerviosas. El embarazo es un riesgo, ya que al comprimirse los órganos internos se presionan los pulmones reduciendo su capacidad, de ahí la importancia de aprender a respirar.
– La respiración completa. Integra las tres fases de respiración, abdominal, torácica y clavicular. Combinado los tres tipos de respiración, se consigue llenar completamente los pulmones de aire y recíprocamente vaciarlos de forma total. Para aprender a combinar las tres respiraciones primero debemos controlar cada una de ellas, cuando se domina esta práctica se vuelva natural.
Estas son brevemente sus fases:
Vacía los pulmones a fondo, lentamente, sin brusquedad ni esfuerzo, algunas escuelas recomiendan vaciar los pulmones en sentido inverso desde arriba hasta abajo, yo personalmente prefiero desde abajo hacia arriba, hundiendo el abdomen ligeramente si fuese necesario. Deje entrar el aire en los pulmones mediante una inhalación suave, haciéndolo descender a la parte baja de los pulmones, sintiendo el abdomen, el diafragma se mueve hacia abajo, sigue llenando los pulmones dilatando las costillas, sin forzarlas, permitiendo entrar aún más aire, sintiendo como se separan, levanta las clavículas sin elevar los hombros, para poder llenar un poco más de aire, terminando de llenar los pulmones, sintiéndolos completamente llenos, para volver a exhalar pausadamente. Durante todo la respiración el aire debe entrar y salir progresivamente, de forma continuada, sin sacudidas, se puede practicar frente a un cristal para observar la continuidad de nuestro aliento. Se puede prolongar este ejercicio tanto como uno desee, puede practicarse a cualquier hora y en cualquier momento. Se recomienda su práctica diaria, a ser posible dedique unos minutos, a una hora determinada del día, la mejor hora es por la mañana al levantarse y por la noche antes de quedarse dormido. Se puede practicar cuando nos sintamos fatigados, deprimidos, sin ánimos, tras algunas respiraciones completas, la fatiga desaparecerá como por encanto, la mente experimentará sus beneficios y volverás al trabajo con entusiasmo. Una vez experimentada, te darás cuenta hasta que punto respiraba mal antes.
Beneficios de la respiración. El cuerpo se vuelve fuerte y sano, el exceso de grasa desaparece, el rostro resplandece, los ojos centellean y un encanto particular se desprende de toda persona. La voz se vuelve dulce y melodiosa, la resistencia inmunitaria a enfermedades infecciosas aumenta, facilita la digestión entre otros. Mediante la respiración completa, no sólo se aspira aire en los pulmones, también bombea sangre a todos los tejidos del cuerpo. La respiración impide que se frene la corriente sanguínea hasta el punto de formar estagnaciones. El efecto de succión, provoca que la gran vena que lleva al corazón de forma ininterrupida la sangre del hígado, sea vaciada regularmente; si la sangre venosa hepática no circula libremente, el hígado se hincha y se congestiona, provocando molestas repercusiones sobre la circulación de la sangre que proviene del tubo digestivo, dañando el proceso digestivo. La respiración lenta y profunda disipa instantáneamente ese estado congestivo del hígado, ya que el pulmón aspira literalmente el exceso de sangre acumulado en el hígado, que llega al corazón derecho. Por lo demás, los movimientos del diafragma y de la caja torácica ejercen una influencia aceleradora sobre la circulación venosa en todo el organismo. Aumenta la cantidad de oxígeno, favoreciendo la eliminación de toxinas en sangre, mejorando el sistema nervioso, rejuvenece la piel, las glándulas pituitarias y pineales, beneficiándose especialmente el cerebro, provocando un estímulo reflejo en el sistema parasimpático induciendo a la relajación mental y corporal, masajea los órganos internos incluido el corazón, reduciendo la tensión sanguínea, aumenta la elasticidad de los pulmones, tórax y practicado junto con las ásanas (posturas de yoga), también aumenta la flexibilidad de nuestras articulaciones.
Si has leído detenidamente, estoy segura que te animarás a practicar.
Gracias por tu atención.