Meditación, el poder de la mente.

TALLER DE MEDITACIÓN CON RAMIRO CALLE

Ramiro Calle, es uno de los maestros de yoga, que ha recibido reconocimientos a su trabajo, ha escrito casi 200 libros. Tras su gran recorrido, a su edad, transmite sabiduría, claridad y humildad en sus palabras. Almor, amor del alma.

Quiero compartir con el lector mis notas del taller teórico – práctico sobre la meditación, y el control de la mente, que impartió en Níjar (Almería) el pasado 24 de enero de 2010.

A través de la historia, los grandes maestros que han conseguido controlar su mente, han alcanzado riqueza, poder, conocimiento, y  sobre todo, una buena mente. Para conseguir ese control, debemos dejarnos fluir como un río, contruyendo nuestro propio destino. Para ello, es necesario erradicar los sufrimientos de nuestra vida, en la medida de lo posible.

Se distinguen 3 tipos de sufrimientos.

1º El sufrimiento inevitable, no se puede hacer nada para impedirlo como enfermedad, muerte, etc..

2º El sufrimiento evitable, el que se puede superar, como los complejos, los traumas, depresión, etc..

3º El sufrimiento que nosotros causamos a otros seres vivios, sean semejantes o no.

Si quieres que estos sufrimientos dejen de atormentar tu vida. Tienes que cambiar la mente, para que tu vida cambie. Cuando meditamos los pensamientos se suspenden, ya no hay quien para sufrir.

A menudo nos preguntamos, ¿Qué es la mente?

Es pensamiento, razón, consciencia, atención; tenemos mucha capacidad que no utilizamos, cuando meditamos trabajamos el cerebro de una manera eficaz, ejercitando tanto el emisferio derecho, como el izquierdo, racional e irracional, no sabemos lo que nuestra mente nos puede dar.

¿Que hacemos por la mente, para que ella haga algo por nosotros?

Meditando podemos llegar a aquietar la mente, obteniendo un estado llamado “Nirmala Kala” mansión de quietud, de calma total.

¿Que es la meditación?

Es el arte de parar, de sentarse un momento en quietud física, concentrarse en el estado presente, aquí y ahora, en la respiración, en los latidos que emite el corazón, en la contemplación de nuestros procesos mentales, observando la mente y sus pensamientos, sin pensar en nada concreto, sin apegos. Viviendo el momento presente, dejamos de sobrevivir, para comenzar a vivir. El objetivo de esta práctica, trata de buscar la paz interior, o  lo que es idóneo, la mente atenta y serena.

Es necesario aplicar esta práctica a la vida diaria, sabiendo adaptarse a las situaciones de cada momento, buscando de lo negativo, algo positivo.

Existen 8 métodos clasicos a aplicar:

1- Erradicación de los pensamientos. Saber “cortar” a tiempo.

2- Observar los pensamientos, como si no fueran con uno mismo.

3- Ignorar el pensamiento obsesivo.

4- Combatir el lado positivo con negativo, observar cual tiene más peso.

5- Desalojar pensamientos nocivos.

6- Impedir esos pensamientos nocivos.

7- Suscitar pensamientos positivos.

8- Acrecentar los pensamientos positivos.

Todo pasa, incluso los estados de ánimo.

Así como somos, así nos relacionamos. La ley de la atracción, contagiamos nuestro estado de ánimo, sin darnos cuenta.

Si dentro de ti existe la ira, te llevará la ira. Es necesario erradicarla con acciones desinteresadas, haz lo mejor que puedas, actúa de una manera calmada, sin forzar, tratando de encontrar la relación armónica en todos los elementos.

El sentido de todo esto, es alcanzar una mente superior, en equilibrio, con sensibilidad, ecunimidad, un estado de ánimo constante y una atención serena, también llamada “mani” no pensamiento, por un momento no pensamos, sólo somos.

Todo está escrito, pero nada está hecho.

Como dijo el sabio Swami Sivananda, «Más vale un gramo de práctica, que tonelada de teoría».

¿Cúal es el sentido de la vida?

El que uno le de.

Cuando no pienso, existo mucho más.

El yoga es el método más científico que hay, sus escrituras se basan en experiencias.

El silencio es la vibración más pura que existe; el silencio interior, o la paz interior la buscamos en lo más recóndito de la mente. El significado de la palabra paz es, ciencia interior, y la ciencia interior es paciencia, por tanto, podemos decir que la paciencia, es la ciencia de la paz.

El poder de la mente. Existen emociones constructivas y destructivas.

Las emociones destructivas generalmente van y vienen de una manera gradual, si no hay control mental, las relaciones pueden ser nocivas, porque no se ejerce el suficiente control sobre la mente. Con pensamientos podemos crearnos enfermedades que no existen, las cosas que tienen los vecinos nos parecen mejores que las propias, te creas envidia, celos… las emociones nocivas, intoxican la paz interior, actuando como obstáculos; son las heridas psicológicas, traumas, conflictos, iniviciones, todo ello forma un círculo sin cerrar, como un fantasma que se cuela por todas partes, hay un dicho que dice “Si quieres ver al diablo cara a cara, mira tu propio ego”. Cuando pensamos, dirigimos nuestra energía a los pensamientos, podemos decir que  el ego es energía, es imprescindible, pero se puede controlar y debilitar. Se consigue no dando importancia a nuestra arrogancia, con sentido común, debemos dar importancia a las cosas que realmente la tienen, el resto, son adornos.

Las emociones constuctivas son positivas, el amor, la compasión, la ecuanimidad y la emotividad compartida, las lágrimas limpian el alma. Sabemos que la felicidad también se contagia. La sonrisa, provoca una emoción agradable.

Esto se debe enseñar desde la tierna infancia, adaptado a los niños como un juego, priorizando el placer de hacerlo divertido, advirtiendo de sus beneficios aplicados correcta y moderadamente, sin rivalidad, y sin celos. El complejo de Edipo lo sufren algunos niños. Tienen mucha información, pero no tienen claro que hacer con ella, buscan como beneficiarse de cada situación, sin ejercer el mínimo control sobre la mente, por eso, a veces decimos que los niños son muy crueles.

En definitiva, “la potencia sin control, no tiene sentido”.

Aqui dejo una fotografía de las personas que aportaron karma yoga, durante la organización del encuentro.